jueves, 29 de diciembre de 2016

SCHWARZE LÜTSCHINE


Este cañon glaciar siempre lo tenia como ultima opción, he priorizao a menudo cualquier otro, no se porque, creo que por las fotos e información que había no me atraían lo suficiente. Incluso he repetido un puñado de descensos antes de plantearme este barranco. Tampoco me importa repetir los descensos que merecen la pena aunque siempre prefiero hacer nuevos. No lo descartaba del todo, pero hay barrancos y lugares que no se porque, no entran en mis planes. Por supuesto que este no era el caso, pero vas haciendo primero lo que mas te atrae y te llama la atención, también hay que contar que no siempre vas con la misma gente y que constantemente hay que cuadrar los barrancos que quieren unos con los cañones que quieren otros, a veces toca repetir pero no pasa nada.
 


 
El sitio donde esta y sus alrededores es lo que mas me gusta. Grindelwald es un pequeño paraíso en todos los sentidos, esquí, alpinismo, trekking, vistas tremendas de las paredes del Eiger y grandes merengadas en cotas altas, ambiente muy alpino por todas partes. El cañon desde fuera llama mucho la atención, aunque hace un curva muy pronunciada al final y ni se aprecia el tajo, todo esta muy a la vista. Cauce tremendamente roto, ancho y plato en su final, repleto de grandes toneladas de piedras, detritos y sedimentos glaciares. Ver la embergadura que tiene el cauce al final y el estrecho cañon que le precede, te hace pensar que tiene que ser un autentico soplete de alta presión escupiendo colérica fusión glaciar en las tempranas épocas estivales.
 







 
El acceso es de lo mas original. Unos antiquísimos peldaños de madera ayudan a vencer el marcado desnivel del comienzo. Unas grandes placas de roca que hay que superar para llegar a la parte superior al borde pero el otro lado del cañon. Dos opciones desde aquí, o bien se rapela del extremo de la pared hasta el fondo del rio, son unos 40 metros, o sino se pasa al otro lado, a la pared izquierda orográfica, para eso hay que usar el cable de acero que hay instalado, polea de acero totalmente recomendable, no hay apoyos para pies, es una tirolina al mismo nivel. Después se sigue subiendo por una tartera en dirección al rio que en pocos minutos llega al comienzo. El engorro de tener que atravesar el cable de acero suponen 3 o 4 obstáculos mas del cañon que en mi opinión no merece la pena.

















 
 


El cañon morfológicamente no esta muy enclausastrado, el cielo se ve en todo momento (algo extraño en este tipo de cañones)  pero el cauce se mantiene estrecho y el escape es imposible. El color del agua es especialmente bonito. Hay muchos destrepes delicados, este cañon esta a medio equipar, tuvimos que meter en tres ocasiones parabolt y aun y todo dejamos bastantes resaltes sin instalar, lo que queda es un equipamiento minimalista, a tener en cuenta para futuras visitas. El aporte de caudal es de un inmenso glaciar, un universo mineral en retroceso. Este colosal glaciar tapaba por completo el cañon hasta hace tan solo tres décadas, el réchauffement esta haciendo estragos cada año que pasa y sobre todo en algunos glaciares como este.

Increíble el retroceso del glaciar en tan solo 30 años. Schwarze Lütschine
 

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